martes, 15 de noviembre de 2011

Capítulo 4: Y, la verdad, me olvidé.

-¿Qué haces aquí?
-Me he mudado.
-Eso ya lo veo, pero ¿cuándo?

¡STOP! Supongo que que sabréis quién es Louis Tomlinson fuera de la novela, ¿no? Si, el de One Direction. Summer lo conoció en un viaje a Inglaterra, era el hijo de la familia en la que se quedaba. Y, bueno, tuvieron un pequeño "amor" de verano, más o menos de un mes. Estuvieron juntos durante ese mes, cuando se conocieron, se atrayeron y se liaron y después estuvieron liados. En la despedida hubo lágrimas y "algún día estaremos juntos otra vez".

-Hace un año casi.
-¿Cómo no me lo has dicho? -pregunté algo
-No sabía como, no tenía tu teléfono ni nada. Y, bueno, la verdad es que me olvidé.
-Pero, ¿por qué te mudaste?
-Me gustaría poder hablar, pero estoy trabajando. Sólo he venido a traer las pizzas.
-¿Trabajas allí?
-Si, está bastante claro. -sonrió.
-Tendré que pedir pizza más a menudo.
-Supongo. -volvió a sonreír.
-¿Cuánto es la pizza? -dije sacando el dinero.
-Nada. -apartó el dinero- A esta invito yo.
-Louis- le miré mal.
-Ya invitarás tú a otra. -sonrió otra vez.
-¿Es una cita? -pregunté.
-Es una promesa.

Cogí las pizzas, le di dos besos y cerré la puerta. Fui a la cocina, abrí la caja y vi la deliciosa pizza que me había traido Louis y por alguna razón pensé en él. Me hizo recordar el tiempo que pasé con él en Londres, cuando nos subimos al London Eye o cuando intentamos hacer reír al guardia del Buckingham Palace. No puve evitar sonreír. Acabé de cortar la pizza justo cuando Derek entraba por la puerta.

-¿Por qué tardas tanto?
-No encontraba ningún cuchillo. -excusé- Coge platos.

Derek, como siempre hizo lo que yo quería sin protestar. Comimos viendo Phineas&Ferb. Y cuando acabamos decidí ir al trastero a ordenarlo un poco. Era una habitación enorme, llena de cosas viejas, la mayoría de mi madre, quería ordenarlo todo, redecorarlo y poner todo limpio. Llevaba mucha parte hecha pero era mucho más fácil hacerlo con la ayuda de Ryan. Después de dos horas y media, Derek me llamó y me dijo que habían llamado a la puerta.

-YA VOY- grité.

Bajé rápidamente y abrí la puerta.

-¿Ryan? -estaba sorprendida- ¿Qué, qué haces aquí?
-Quiero hablar contigo. ¿Puedo pasar?
-Depende. -dije.
-¿De qué?
-Si me vas a decir algo malo, entonces te quedas fuera.
¿Si es bueno, puedo pasar?

Asentí con la cabeza y él entró en casa. Yo sonreí como una tonta esperando a que empezaraá a hablar.

-Quiero una explicación.
-Pensé que Justin eras tú.
-¿Ya está? No  me vale.
-Ryan, de verdad, llevamos 1 año y dos meses juntos y NUNCA te he puesto los cuernos -marqué con énfasis en el NUNCA.
-Siempre hay una primera vez.
-No es eta.
-Para mi si.
-Ryan, ¿has venido a eso?
-No -suspiró

viernes, 4 de noviembre de 2011

Capítulo 3: Perdiste ese derecho.

-Ryan, no es lo que parece. -grité desesperadamente.
-¿Que no es lo que parece? -noté como le caían las lágrimas, aunque se las secaba rápidamente.- Te estás liando con la persona que ha hecho que me expulsen cinco días del colegio.
-¿Te han expulsado?
-¿De verdad crees que ese es el mayor de mis problemas? -dijo- Ahora mismo eso me da igual.
-Déjame explicártelo, por favor.
-No quiero explicaciones, Summer. -parecía convencido- Sólo dime una cosa, ¿te forzó para que lo besaras?
-Pues... -agaché la cabeza.
-Esto se acabó, Summer.
-No, por favor, Ryan. No me dejes.

Ryan se dio la vuelta y se largo. Yo, en un último intento para que se quedara le agarré del brazo. Él me soltó de un golpe y yo me senté en la acera, llorando. Justin, que no había dicho ni una palabra desde que Ryan y yo habíamos empezado a hablar, se sentó a mi lado.

-¿Por qué lo hiciste? -logré decir entre sollozos.
-Porque me apetecía.
-¿Te apetecía? -me levanté con las lágrimas aún en los ojos.- ¿Acabas de joder mi relación porque TE APETECÍA?
-Cariño, dos no se besan si uno no quiere.
-NO ME LLAMES CARIÑO. -grité, ya me estaba hartando ese niño.
-Venga, no te pongas así, tú también lo disfrutaste.
-Me das asco, Justin. -grité- ASCO. Pensé que eras Ryan.
-Lo siento, cari...corazón, hubieras abierto los ojos -se levantó y dio un paso en dirección a clase.
-Estuve enamorada de ti, ¿lo sabías? -se dio la vuelta y me miró- Cuando no eras tan gilipollas. Cuando no creías que el mundo giraba alrededor tuya. Me enamoré de ti en séptimo curso. Y estuve DOS años enamorada de ti, claro que tú no tenías ni idea. Me enamoré cuando eras el payasete de la clase y a la vez eras tímido con las chicas. Pero luego vinimos al instituto y te comportaste como un verdadero hijo de puta, te convertiste en un monstruo. Y yo, me olvidé de ti y me enamoré de Ryan. De verdad, Justin, no sé porque me besaste, pero tú perdiste ese derecho hace mucho tiempo.
-¿De verdad, Summer, crees que necesito un "derecho" o tu permiso para besarte? Vas lista. -Se giró y se marchó.

Me volví a sentar en la acera, miré el reloj y vi que probablemente Derek ya habría salido del colegio, sólo faltaban cinco minutos antes de que yo acabara mi clase, a la que no había ido. Así que, mejor que no me viera el profesor. Cogí el coche y me dirigí al colegio de Derek, cuando llegué estaba hablando con una chica, muy guapa ella.

-Hola, -entró sonriendo, como siempre.
-Hola, mi vida. -me dio un beso en la mejilla.- ¿Me vas a decir quién era esa chica?
-Emm, nadie. -miró por la ventana.- No es nadie, una amiga.
-Venga, Derek, cuéntamelo.
-Se llama Amanda.
-Oh, Amanda. Me gusta. -sonreí- Y parece que a ti también, ¿no?
-Cállate.
-Vale, vale. -le toqué el pelo- Sólo una cosa, trátala bien, ¿vale?
-Lo haré. -sonrió.

Llegué a casa, encendí el ordenador, miré que día era hoy y vi que no tenía ni guitarra ni baloncesto. Así que me cambié y me puse algo más cómodo. [http://www.polyvore.com/summer/set?id=38748536&.locale=es] y me puse a hacer los deberes. Cuando acabé los de matemáticas, me conecté al twitter y al facebook. Vi que Sam estaba conectada. Sam es mi mejor amiga, nos conocemos desde que nacimos. Sus padres y mis padres eran amigos de toda la vida y, bueno, nos juntamos de pequeñas. Le pregunté si habían puesto más deberes en clase y ella me dijo que no. Después le conté lo de Ryan y Justin.

[Conversación facebook]
Sam: Este niño es tonto, de verdad.
Summer: ¿Ryan o Justin?
Sam: Los dos, chica, los dos. Uno por besarte sin permiso y el otro por no querer oír la explicación.
Summer: Ya ves, los chicos son así. Intentaré arreglarlo con Ryan, pero no sé.
               Bueno, me tengo que ir, Derek requiere mi ayuda.
Sam: Ok, bitch, te quiero.
[Fin de la conversación]

Lo de que Derek requería mi ayuda no era más que una simple excusa para no hablar del tema de Ryan y de Justin. Escribí en el twitter "Las cosas nunca son lo que parecen" y lo cerré. Miré otra vez el reloj y vi que tenía que hacer la comida, pero no me apetecía nada.

-DEREK, ¿TE APETECE UNA PIZZA? -Grité

Derek bajó corriendo las escaleras y vino hasta donde estaba yo.

-Claro, jamón, queso, bacon y peperonni.
-No, odio el peperonni. Lo sabes, así que sin peperonni.
-Jo, pero yo quiero peperonni. -puso carita de cordero degollado
-Bueno, he cambiado de idea, mejor voy a hacer unas judías.
-No, no. Vale, sin peperonni. -sonrió, con una sonrisa que sólo los niños son capaces de hacer.
-Voy a llamar, venga ponte a ver la tele.
-A sus órdenes.

Dios, adoraba a Derek. Es el mejor hermano que alguien pueda tener. Llamé a la pizzería y le dije de que la quería, me dijo que en unos veinte minutos estaría allí. Estuve con Derek durante esos veinte minutos, y de pronto llamaron al timbre.

-Voy yo. -dijo Derek levantándose.
-No, voy yo, que tengo que pagar.
-Vaaaaale.

Cogí el dinero de la encimera y me dirigí a la puerta. Abrí la puerta y me quedé atónita.

-¿Summer?
-¿Louis? ¿Louis Tomlinson? ¿Qué haces aquí?

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Capítulo 2: ¿Summer?

Mientras el se daba la vuelta y se iba, yo me quedé ahí de pie. Notando como una lágrima se posaba en mi mejilla. Me la sequé rapidamente, pensando el porque de esa lágrima ahí. Salí de la enfermería y me fui a mi siguiente clase. Matemáticas...¡Yupi!

Narra Justin.

¿Dejarla en paz? Si fuera tan fácil... Era la única tía que faltaba por tirarme en el instituto y me había dicho a mi mismo que haría lo que fuera para tirarme a todas, las que consideraba guapas, claro. Me faltaba ella. Summer Jones. Y haría lo que hiciese falta para tirármela antes de acabar este curso. Cuatro meses, sólo cuatro meses. Pasé de ir a clase, salí al patio, encendí un cigarrillo y me subí en mi precioso porsche carrera. Me dirigí a casa, sabía que no habría nadie allí.Abrí la puerta y me encontré, como siempre, sólo en medio de mi propia casa. Esa casa que antes estaba llena de alegría, cómo echo de menos a Jazmyn y a Jaxon. Desde que se fueron con papá, la casa ya no es la misma. Echo de menos a los tres, las tres J, Jaxon, Jazmyn y Jeremy. Echo de menos como nos reíamos de mamá porque su nombre no empezaba por J. Echo de menos la familia Bieber Mallete. La puerta de la cocina hizo que volviera a la realidad.

-¿Quién anda ahí? -pregunté.
-Soy yo. -su voz me sonaba familiar
-¿Jazmyn?
-Drew, ¿qué haces aquí? -preguntó sorprendida.
-¿Que qué hago yo aquí? Es mi casa. ¿Qué haces TÚ aquí?
-Pues, he venido a coger unas cosas.
-Ah, bueno, vale.
-¿Por qué no te vienes con nosotros?
-Jazz, no puedo. No puedo dejar a mamá sola.
-No se merece tu compañía, Drew. Ni la tuya ni la de nadie.
-No me puedo creer que algo así salga de tu boca. Es tu madre, por el amor de Dios.
-Dejó de ser mi madre cuando eligió las drogas antes que la familia.
-Venga, Jazz, dale un respiro. Es muy difícil salir de eso.
-¿Y tú que sabes, Justin? ¿Qué sabes de lo difícil de la vida? Mamá y papá siempre te pusieron las cosas fáciles. Tú pudiste vivir con un padre y una madre, al menos por un tiempo. Yo no tuve ese placer, la cocaína se la llevo antes de poder disfrutarla.
-Has cambiado mucho Jazz.
-Yo prefiero decir que he madurado, Drew.

Cogí la mochila y me dirigí al instituto. Nunca me hubiera imaginado que preferiría estar en el colegio que en casa. Me dirigí a las escaleras principales y me senté allí, con un cigarro en una mano y el mechero en la otra.

Narra Summer


Salí de clase de matemáticas, no muy contenta, la verdad. El sr. Redmond nos mandó un montón de deberes y yo no estaba de humor. Salí a buscar a Ryan mientras los demás se quedaban en el aula esperando a la siguiente clase. Busqué en todos lo lugares donde solía estar. Pero no lo encontré, supuse que se habría ido a casa y ya era demasiado tarde como para entrar en clase. Fui hacia fuera, para refrescarme un poco. Abrí la puerta principal y allí estaba Justin, con un pitillo en la mano y el mechero en la otra. El no me había visto todavía, así que desde atrás le quité el pitillo de la boca.

-¿Qué coño haces? -Se dio la vuelta y me miró.- Ah, eres tú.
-Aquí no se puede fumar, Justin.
-Déjame, ¿vale? No me hace falta una madre.
-Tranquilo eh!
-Déjame en paz, niñata.
-Vete a la mierda, ¿quieres?
-Después de ti, cariño.

Empecé a caminar, con un paso apurado. No sabía a dónde iba, sólo quería alejarme de allí lo antes posible. Pero cuando ya estaba suficientemente cerca, noté como me giraban y me besaban. Seguí besando, con la certeza de que era Ryan.

-¿Summer?

Me separé de Ryan y miré quién era el que había dicho mi nombre. Esto no me podía estar pasando a mi, el que tenía enfrente era Ryan. Así que, ¿con quién me había liado? No, por favor, no. Me giré, y la peor de mis pesadillas se hizo realidad... Era Justin.

jueves, 27 de octubre de 2011

Capítulo 1: Sólo cuatro meses.

Entré en el despacho del director y después de media hora, lo que a mi me pareció una eternidad, salí de allí. Con el sermón que me había dado aún en mi cerebro. Me dirigí por el pasillo, que ahora mismo estaba vacío, hasta mi clase. Y, en el momento que iba a abrir la puerta, cuando mi mano se posó en el picaporte, otra mano se posó sobre mi hombro.

-Hola, cariño -oí
-¿Justin? -me giré y lo vi, con su prepotencia de siempre- Que pesado eres, déjame ir a clase.
-¿A qué? Las clases no sirven para nada.-se apoyó en la pared.
-Eso piensas tú, que tienes tu futuro todo planeado, ¿vivir de papá y mamá, no?
-Oye, no hables de mis padres, ¿vale? -se notaba que había tocado un tema del que no le gustaba hablar- No me conoces, ni conoces a mis padres. Así que mejor, cállate.
-Mira, Justin. -dije- No sé que coño te ha dado conmigo ahora, pero ya tengo suficientes problemas. No me amargues la vida, anda.
-Yo te amargo lo que quiero, corazón -susurró.

Le iba a contestar, pero el sonido del timbre me volvió a interrumpir. "Siempre tan oportuno" pensé.

-Anda, vete a clase. -dijo burlándose de mi- No vaya a ser que te vuelva a ver en el despacho del director por llegar tarde. Nos vemos.-añadió alejándose.
-En tus sueños -grité.
-Allí estaré.

No lo soportaba. De verdad que no podía con él. Cada día que pasaba me repugnaba más y más. Cuatro meses, sólo cuatro meses. Y después entraría en Yale o en Standford. Y allí me haría organizadora de eventos, en mis ratos libres jugaría al baloncesto y saldría con Ryan. Un futuro perfecto. Al menos eso pensaba yo. Iba caminando por el pasillo, hacia mi próxima clase, latín. No iba pensando en nada, y de pronto, cuando menos me lo esperaba, una mano salió del cuarto de la limpieza y me arrastró a dentro. Estaba oscuro y no alcanzaba  a ver quién era la persona en sí.

-¿Ryan? -me atreví a decir. -¿Eres tú?

Agarró el cordel que encendía la luz y tiró de él. Y si, era Ryan.

-Tonto, me asustaste. -dije golpeándole el hombro.
-Lo siento, no era mi intención.- Sonrió.

Se acercó a mi y me besó. Y mientras me estaba besando cerró con pestillo la puerta de aquel cuchitril. Yo ya le veía las intenciones y, bueno, me daba morbo hacerlo en el colegio, así que no paré. Con cada beso me cortaba la respiración y cada vez que nos separábamos para respirar el me miraba y sonreía.

-No me puedo creer que seas mía. -susurró.

Nos volvimos a besar, con más ímpetu que antes, esta vez le besé yo. Le quité la camisa que tenía puesta, y la camiseta que llevaba por debajo. Él, mientras, me besaba el cuello e iba bajando a medida que yo le desabrochaba los pantalones. Me quitó el jersey y la camiseta que llevaba puesta yo  y cuando acabe de desabrocharle el pantalón, oímos un ruído. Era el picaporte de la puerta, alguien estaba intentando entrar. Nos vestimos lo más rápido que pudimos y salimos. Pensamos que era lo mejor, que el conserje nos echara una bronca y fuera, pero no era el conserje. Hubiera preferido que lo fuera.

-Otra vez tú, cariño.
-Justin, deja de llamarme cariño.-Refunfuñé.
-¿No era que querías ir a clase y blah-blah-blah?-preguntó
-Oye, eso no es cosa tuya. -interrumpió Ryan.
-No, lo siento, es verdad.-dijo- Bueno, ¿y qué tal el polvo?

Y lo que sucedió después no me lo hubiera imaginado nunca. Ryan, me apartó para atrás y le pegó un puñetazo a Justin en la cara. Yo intentaba apartarlo, pero no era capaz. No paraba de gritarle que parara, pero no me hacía ni caso. Debimos hacer mucho ruido, porque el sr. Hoffman salió de clase y los apartó.

-¿Qué pasa aquí?-preguntó- Tú-dijo señalando a Justin- Vete a la enfermería a que te vean eso. Y tú, srto. Butler, vete inmediatamente a dirección. Y, como siempre,la srta. Jones por el medio, ¿no?
-Ella no tiene nada que ver con esto.

Lo dijeron Ryan y Justin a la vez. ¡Vaya! Por una vez se ponen de acuerdo. Ryan se fue, como el sr. Hoffman le había indicado, al despacho del director. Y yo decidí ir con Justin a la enfermería, quería pedirle perdón en nombre de Ryan. Cuando llegamos la enfermera no estaba y yo, como había dado un curso de Primeros Auxilios, decidí que podía hacerle las curas yo misma. Le estaba limpiando la sangre de la nariz y de la ceja.

-No tienes porqué hacer esto. -dijo Justin.
-No vayas de bueno, ¿quieres? Lo hago sólo porque, no creo Ryan hiciera lo correcto. Aunque tú... siempre tan indicado. ¿Por qué no nos dejas en paz?

Justin giró la cabeza y miró a otro lado.

-Respóndeme, Justin, ¿podrías dejarnos en paz?

Justin se levantó de la camilla, agarró el algodón que estaba en mi mano y con la misma prepotencia de siempre dijo.

-Nunca.

lunes, 24 de octubre de 2011

Introdución.

Stratford, 10 de febrero, 07:00 de la mañana.



Suena el despertador. "Otro día más", pienso. Le doy un golpe para que se apague, me doy la vuelta y cierro los ojos cinco segundos más, después, aparto la manta y pongo mis pies en el suelo. Un suelo frío. Levanto los pies de golpe, ¿dónde estarán mis zapatillas? Las busco sin poner los pies en ese suelo tan helado. Apoyo mi estómago en la cama y meto la cabeza debajo de la misma. ¡Ahí están! Las cojo y me las pongo en los pies. Bajo las escaleras en dirección a la cocina. Normalmente estaría mi padre haciendo el desayuno, pero no ese día, ni esa semana, ni ese mes. Ese mes tendría que prepararme el desayuno yo misma, para mí y para mi hermano pequeño, Derek. ¡Derek! Se me había olvidado despertarlo. Subo otra vez las escaleras, y despierto a mi hermano.


-Cinco minutos más, por favor.-replicó.
-No, Derek, venga, levántate, luego llegamos tarde.
-Vale, ya voy.


Le doy un beso en la frente, como todos los días, para que no se enfade por despertarlo. Bajo otra vez las escaleras, esta vez, con Derek al "cabalicho". Le preparo unas tortitas y yo desayuno cereales.


-Mientras yo me voy a la ducha, tú recoge esto y haz la mochila, ¿vale?
-Vale -me dio un beso en la mejilla.- Pero espabila, ¡eh!
-Claro, corazón.


Subí hacía mi habitación [ http://weheartit.com/entry/16296481 ], me duché y me vestí [ http://www.polyvore.com/love_me_let_go/set?id=38629247 ] Bajé y Derek estaba viendo Bob Esponja.


-Venga, Derek, apaga eso y vámonos.-dije
-Voy, voy.
-Dereeeeeeeeeeeek.
-Vale, que pesada eres a veces -susurró.
-¿Qué has dicho?
-¿Que eres la mejor hermana que existe? -sonrió
-Anda, pasa.


Abrí la puerta del garaje, me metí dentro del coche y ayudé a Derek a ponerse el cinturón. Lo acerqué hasta el colegio, el "Bedford Public School" y me dirigí al mío, el "Stratford Northwestern".


[¡STOP! Creo que deberíais saber algo más de mi antes de seguir la historia, ¿no? Me llamo Summer Jones, tengo diecisiete años, en dos meses cumplo dieciocho y como he mencionado antes, voy en el "Stratford Nortwestern". Vivo en Stratford, evidentemente, desde que nací. Mi madre murió al dar a luz a mi hermano Derek, hace ya 9 años. Mi padre nunca está en casa, siempre está trabajando. Trabaja en la industria del cine, como productor. Siempre está viajando a Los Ángeles, tiene hasta casa allí, ahora mismo está rodando una película, por eso no va a estar en casa durante este mes. Lo que más me gusta en esta vida es jugar al baloncesto, bueno, y escuchar música. Pero el baloncesto es una forma de escape de toda la mierda que me echan encima todos los días. Recuerdo que mi padre me enseñó  a jugar con cinco años y jugábamos todas las noches, pero cuando murió mi madre dejó de ser el mismo. Desde aquella no he tenido una buena relación con él. No me malinterpretéis, tampoco me llevo mal. Simplemente, no me llevo, no hablamos mucho, no tenemos relación. Bueno, hasta aquí mi historia. Por ahora]


Llegué al colegio y aparqué lejos de la puerta, me gustaba entrar andando. Miré a un lado, las animadoras y justo detrás los jugadores de fútbol americano. Babeando por ellas. No puedo evitar soltar una risita. Eran demasiado patéticos. Cuando me dispuse a girarme dos manos se posaron sobre mis ojos y sentí el calor que tanto extrañaba por las noches. Me giré, hay estaba mi precioso Ryan, el niño más guapo del colegio, de todo Stratford me atrevería a decir. Aunque sólo fuera ante mis ojos. Me acerqué a sus labios y los rocé.


-Odio que hagas eso.-dijo.
-¿Por qué?- Aunque ya sabía la respuesta, me encantaba picarlo.
-Ya sabes porqué. -respondió- Siempre me dejas con las ganas.


Me volví a acercar a él y esta vez le besé de verdad. Pero nos interrumpió el timbre, seguido de un "Parar a respirar" del querido Justin. Nótese la ironía. Justin, ¿cómo describir a Justin? Justin es el típico jugador de fútbol, prepotente, odioso pero guapísimo que se tira todo lo que se mueve, mejor dicho, todo lo que anime. No le importan los sentimientos de nadie más. Sólo le importan él, él y él. Nunca me cayó bien, tampoco lo soporté nunca. No quería tampoco. Siempre se estaba metiendo en líos y, sobre todo, metiéndose con los demás. Ryan tampoco lo soportaba y en ese momento iba a ir a junto de él, pero yo le agarré del brazo.


-No vale la pena.
-Lo sé. -dijo- Pero es que no puedo con él.
-No vale la pena.-repetí.


Entré en clase, allí como siempre estaban las "pijas" o las "pococerebro" como las llamo yo. Hablando probablemente de con cuantos se habían liado ese fin de semana, o de que color se iban a pintar las uñas. Yo prefería centrarme en la Universidad, quería entrar en Standford o Yale el año que viene para estudiar Publicidad y Relaciones Públicas. Entró el sr. Hoffman en clase y las "pococerebro" se sentaron. Como siempre, Brenda se sentó en la mesa que está al lado de la mía.


-Hola, Summer. ¿Qué tal este fin de semana?
-Sé que no te interesa, Brenda. Estás esperando a que te lo diga para decirme que no te interesa.
-Vete a la mierda, Summer.
-Lo intentaré, pero no tengo el Google Maps en el móvil.
-Eres lo peor.
-Gracias. -sonreí.


Y entonces me di cuenta de lo que habían estado hablando las "pococerebro". Me di cuenta demasiado tarde, se las habían arreglado para mandarme al despacho del director. Le habían hecho una travesura al profesor y, todavía no sé como, se las arreglaron para inculparme. Las "pococerebro" parecían más listas de lo que pensaba. En fin, que allí estaba yo, Summer Jones, por primera vez en el despacho del director por "mal comportamiento". La secretaría me mandó esperar en el pasillo y lo hice. Mientras estaba allí oí gritar al director. "Un vándalo" pensé. Y después de lo que conté como veinte minutos salió...¡Sorpresa! ...Justin del despacho.


-Hola, cariño. -me dijo- ¿Eres una chica mala ahora?
-Muérete, Justin. -le repliqué.
-Por tus huesos, corazón.


Me guiñó un ojo y se pasó de largo. No sin antes darme una palmada en el culo a lo que yo respondí con una bofetada.


-No me vuelvas a tocar, Bieber. -grité- Te lo advierto.
-Me gustan las que se hacen de rogar.


Me lanzó un beso y se fue. Dios, que asco me daba.