miércoles, 2 de noviembre de 2011

Capítulo 2: ¿Summer?

Mientras el se daba la vuelta y se iba, yo me quedé ahí de pie. Notando como una lágrima se posaba en mi mejilla. Me la sequé rapidamente, pensando el porque de esa lágrima ahí. Salí de la enfermería y me fui a mi siguiente clase. Matemáticas...¡Yupi!

Narra Justin.

¿Dejarla en paz? Si fuera tan fácil... Era la única tía que faltaba por tirarme en el instituto y me había dicho a mi mismo que haría lo que fuera para tirarme a todas, las que consideraba guapas, claro. Me faltaba ella. Summer Jones. Y haría lo que hiciese falta para tirármela antes de acabar este curso. Cuatro meses, sólo cuatro meses. Pasé de ir a clase, salí al patio, encendí un cigarrillo y me subí en mi precioso porsche carrera. Me dirigí a casa, sabía que no habría nadie allí.Abrí la puerta y me encontré, como siempre, sólo en medio de mi propia casa. Esa casa que antes estaba llena de alegría, cómo echo de menos a Jazmyn y a Jaxon. Desde que se fueron con papá, la casa ya no es la misma. Echo de menos a los tres, las tres J, Jaxon, Jazmyn y Jeremy. Echo de menos como nos reíamos de mamá porque su nombre no empezaba por J. Echo de menos la familia Bieber Mallete. La puerta de la cocina hizo que volviera a la realidad.

-¿Quién anda ahí? -pregunté.
-Soy yo. -su voz me sonaba familiar
-¿Jazmyn?
-Drew, ¿qué haces aquí? -preguntó sorprendida.
-¿Que qué hago yo aquí? Es mi casa. ¿Qué haces TÚ aquí?
-Pues, he venido a coger unas cosas.
-Ah, bueno, vale.
-¿Por qué no te vienes con nosotros?
-Jazz, no puedo. No puedo dejar a mamá sola.
-No se merece tu compañía, Drew. Ni la tuya ni la de nadie.
-No me puedo creer que algo así salga de tu boca. Es tu madre, por el amor de Dios.
-Dejó de ser mi madre cuando eligió las drogas antes que la familia.
-Venga, Jazz, dale un respiro. Es muy difícil salir de eso.
-¿Y tú que sabes, Justin? ¿Qué sabes de lo difícil de la vida? Mamá y papá siempre te pusieron las cosas fáciles. Tú pudiste vivir con un padre y una madre, al menos por un tiempo. Yo no tuve ese placer, la cocaína se la llevo antes de poder disfrutarla.
-Has cambiado mucho Jazz.
-Yo prefiero decir que he madurado, Drew.

Cogí la mochila y me dirigí al instituto. Nunca me hubiera imaginado que preferiría estar en el colegio que en casa. Me dirigí a las escaleras principales y me senté allí, con un cigarro en una mano y el mechero en la otra.

Narra Summer


Salí de clase de matemáticas, no muy contenta, la verdad. El sr. Redmond nos mandó un montón de deberes y yo no estaba de humor. Salí a buscar a Ryan mientras los demás se quedaban en el aula esperando a la siguiente clase. Busqué en todos lo lugares donde solía estar. Pero no lo encontré, supuse que se habría ido a casa y ya era demasiado tarde como para entrar en clase. Fui hacia fuera, para refrescarme un poco. Abrí la puerta principal y allí estaba Justin, con un pitillo en la mano y el mechero en la otra. El no me había visto todavía, así que desde atrás le quité el pitillo de la boca.

-¿Qué coño haces? -Se dio la vuelta y me miró.- Ah, eres tú.
-Aquí no se puede fumar, Justin.
-Déjame, ¿vale? No me hace falta una madre.
-Tranquilo eh!
-Déjame en paz, niñata.
-Vete a la mierda, ¿quieres?
-Después de ti, cariño.

Empecé a caminar, con un paso apurado. No sabía a dónde iba, sólo quería alejarme de allí lo antes posible. Pero cuando ya estaba suficientemente cerca, noté como me giraban y me besaban. Seguí besando, con la certeza de que era Ryan.

-¿Summer?

Me separé de Ryan y miré quién era el que había dicho mi nombre. Esto no me podía estar pasando a mi, el que tenía enfrente era Ryan. Así que, ¿con quién me había liado? No, por favor, no. Me giré, y la peor de mis pesadillas se hizo realidad... Era Justin.

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